Los "Descubrimientos"

de 1497

Esta vez Colón tropezó con armadores y maestres. Hartos de perder fletes por embargos, exigieron subida de arriendos y salarios. Al nos soportar la testas coronadas diálogo con réplica, los Católicos zanjaron la cuestión, decretando embargo general de barcos, pertrechos y tripulantes. Obligado mudar Monte Juan cuanto antes, pues teniendo guerra con Francia, era imprudencia excitar a Portugal, pero no queriendo perder la posibilidad de plantear reclamaciones futuras, esgrimiendo "descubrimientos" de última hora, en aquel año salieron 5 expediciones de "descubrimiento", con el fin de tomar posesión del mayor espacio de costa posible, en el menor tiempo, completando el mapa "padrón" del obispo Fonseca.

Sospechosa la coincidencia de la entrada en vigor del Tratado de Tordesilla, con la partida de Colón , esta se fija en torno al 30 de mayo de 1498, en base a cartas con media fecha, a las que falta el año, firmadas en Sanlúcar por "El Almirante". Basta una mirada a la caligrafía, para situarlas en tiempo de Felipe II, indicando el texto que fue redactada y firmada por Almirante de la familia Enríquez, en la marco de las guerras que siguieron a la anexión de Portugal, con relación a la cuestión de Madera Ubicadas las cuatro expediciones restantes entre 1499 y 1500, encuentros en la mar y declaraciones de testigos, revelan que coincidieron con el tercer viaje de Colón. No queriendo acertar pero tampoco equivocarse, Fernández de Oviedo, lo sitúa en 1496 o 1497, no pudiendo ser más tardío, pues la Católica fijó el otoño, como fecha límite para sacar de Andalucía el grano, destinado a los navíos, fecha adecuada, pues al para viajar al trópico de Poniente, iban en busca del verano.

Armó Colón seis carabelas en Sanlúcar, entrando en Cádiz, antes de continuar viaje. Se supone que le obligo la tormenta. Pero de haberla, le hubiese impedido salir del Guadalquivir. Pasó por la bahía porque tratándose de armada real, era obligado cumplir la ordenanza de 1493, que declaraba Cádiz único puerto autorizado, para comunicar con territorio, en que los Católicos tuviesen el quinto. En la ocasión, Fray Bartolomé de Las Casas, coincide con los testigos: de Cádiz navegaron sin escalas a Madeira. Hernando Pacheco, que regresaba a la Española de Monte Juan, embarcado como pasajero, recordaba que en el puerto Madeira, el Almirante contrató a  Pedro de Ledesma, en calidad de marinero, reemplazando probablemente a tripulante paleño, que quedó enfermo en la Isla de Cabo Verde, en lo que no hay contradicción, pues ambos topónimos se aplicaban a la misma costa en su conjunto. Que regresase por sus medios al lugar de origen, indica que quedó en rada frecuentada.

Estando en la misma costa la isla por Gomera, "una de las Canarias", los testigos coinciden en dividir la armada, en puerto canario. Los tres navíos cargados de pobladores, al mando de Hernando de Carvajal, siguieron a La Deseada , para continuar a la Española insular, donde se encontraba rada visitada por Colón en la excursión de 1494, elegida por asiento de la Isabela de Santo Domingo. Las tres naves restantes, al mando del Almirante, se dirigieron a Paria.

Extendiéndose en la escala de Cabo Verde, Las Casas describe archipiélago, sin relación con la ubérrima aduana de Santiago, visitada por Gamboa de Sarmiento en 1580. Paupérrimas y áridas las islas, en la Sal no vieron salinas, ni agua en Mayo. La media docena de familias portuguesas, colonos en Santiago, no pudieron vender la vaca, que quería para su despensa, por no tenerla. Según Fernández de Oviedo, separados los barcos en las Canarias, el Almirante tocó en la Isla de Antonio, en Cabo Verde, que identifica con una de las "Górgades". Arrastradas por la tormenta, las carabelas se desviaron 150 leguas, poniéndose en Trinidad. Bernáldez reduce la armada, desde su partida, a tres velas. Habiendo tocado en ciertas islas, a la parte del “Austro”, Colón se alargó a Las Perlas, descubriendo lo que los Católicos no querían que encontrase, por no tener intención de soltar la "diezma".

Los tripulantes declararon que de Cabo Verde, fueron en busca de la Boca del Drago, entre la provincia de Paria, principio de Tierra Firme, y la Trinidad. Pese a ser camino conocido, no faltan alusiones a motín, consecuencia de pánico. Cayendo en exceso de celo oficialista aventuró que temiendo haberse alejado demasiado, la chusma exigió regresar a una Española, en la que no habían estado. El "descubridor" solventó la cuestión, con uno de sus lucidos discursos. Omitido el incidente por la mayoría de los testigos, coinciden en que saliendo de Cádiz, tomaron la derrota de Cabo Verde, continuando a Paria, "puerta" de Tierra Firme. Avistada la Punta de la Galera , costearon Trinidad, “descubriendo“ las dos costas, la una llamada Punta de Salinas, por Fernández de Oviedo. Entrando "por la Boca del Drago", fondearon en Puerto Redondo, absteniéndose Colón de bajar a tierra, por estar enfermo de los ojos. Lo hizo el capitán Pedro Terreros, bandera al viento, espada en mano, seguido de 50 energúmenos hispanos, según sus cuentas. Supone Hernán Pérez que las barbas y piel blanca de los castellanos, “espantaron” a los “indios". Pero basta la descripción del desembarco, para justificar desbandada.

Mandó Colón plantar una "gran cruz hincada en tierra", desperdigándolas menores a lo largo de la costa, en señal de posesión. Ocupados los castellanos en la tarea, reaparecieron los naturales en sus canoas. Comerciantes natos, observado que los forasteros no eran tan feroces, como les parecieron en un primer momento, acudieron a ofrecer perlas y aljófar, presentadas en seroncillos primorosos. Sabiendo que sus perlas, pescadas en punta situada a 4 leguas, eran inferiores a las de Cubagua o Isla de las Perlas, procuraban hacerlas atractivas. A lo largo de los 6 o 7 días, que estuvieron en la rada, los tripulantes "rescataron" papagayos, cotizados en Castilla a finales del siglo XIV, pues Colón, fiel a su costumbre, les prohibió rescatar oro y perlas. En provecho propio y de la corona, acopió 9 marcos de perlas, repartidos en 160 o 170 unidades y aljófar, el todo envuelto en "almaizares" de algodón de colores, típicos de la región, a más de "cantidad" de "guaninas", quizá moneda local, alianza de 18 partes de oro, 6 de plata y 8 de cobre.

Pese a tener los naturales embarcaciones de remo y vela, usando la latina, Andrés del Corral declaró que asombrados por las carabelas, confesaron haberla tomado por pájaros o peces extraños, preguntando a los castellanos "si venían del cielo". Dado su aspecto y actitud, hubiese sido más razonable, suponer que procedían del infierno. Completada la carga con madera de brasil, capturadas algunas “piezas” de racionales, con el fin confesado de conocer la lengua y "secretos de la tierra" , los castellanos salvaron el obstáculo idiomático con ayuda del cielo, confirmando por boca de los naturales, que "ningún cristiano" visitó el lugar, antes de su llegada. Marineros a la vieja usanza, abandonaron Puerto Redondo, sin molestarse en "descubrir" la costa. Interrogados posteriormente, confesaron no saber si estuvieron en “tierra continental o isla". Veterano Pedro Ledesma, ascendido a piloto en el curso del viaje, aseguró que Colón no pisó la Tierra Firme de "Asia".

Siguiendo a la Isabela que debía trasladar, Colón costeó Tierra Firme, rebasando los farallones de Frayles. Avistada La Margarita , creyendo haber estado en Las Perlas, la bautizó a distancia, dejando el criadero a 12 leguas. "Descubiertas" entre 30 y 50 leguas de costa, mudaban el rumbo para enfilar a La Española de Santo Domingo, cuando se cruzaron con la carabela de Pedro Alonso Niño, que regresaba de "descubrir" Cubagua o Isla de las Perlas, propiamente dicha. Breve la travesía, Colón entró a los pocos días en Beata, rada de La Española. Terminado el viaje, escribió al Obispo Fonseca. Adjuntando "pintura" del descubrimiento, para que fuese inscrito en el "padrón", antes de que le adelantase, contó que había visto "sierras nevadas". De ser cierto, costeó la boca del Lago de Maracaibo y Santa Marta. El paleño Juan Bermúdez, maestre y propietario de la carabela Santa Cruz, que abasteció a los pobladores, estaba en La Española. Vio llegar al Almirante, descubriéndonos, sin quererlo, el secreto "del descubrir”. Enterado de que Colón dejaba “descubierta” Paria, pues tomó posesión dotado de las debidas licencias, vaticinó que abierta la costa Tierra Firme, serían muchos los que la navegasen, en la esperanza de dar con rincón no inscrito. Juan del Castillo vio las perlas. No siendo entendido, creyó que Colón había estado en Cumana. A consecuencia de la travesía, los Católicos agregaron a sus coronas la cuarta americana. Reyes de Canarias, Islas de Indias y sus posesiones en África, lo fueron de Tierra Firme, en el mar Océano, títulos que con excepción del africano, aparecen en todos los encabezamientos.

Pedro Niño y Colón se encontraron en la mar, porque Juan de Fonseca, no queriendo dejar cabo suelto, dobló las armadas que habrían de descubrir Tierra Firme y Levante, autorizándolas oficial y privada. El testigo Alonso Ruiz, que hace de Pedro Alonso Niño “maestro de cartear”, del príncipe D. Juan, recuerda que estando la corte en Alcalá de Henares y él presente, Pedro Alonso, anduvo ocupado en conseguir licencia del obispo Juan de Fonseca, para ir a descubrir con Alonso de Ojeda. La carabela de Niño fue financiada por Luis Guerra, mercader sevillano, propietario de fábrica de bizcocho para los navíos, que impuso como capitán a su hermano, Cristóbal Guerra. Armaba Niño el navío en Palos, mientras Ojeda lo hacía en Puerto de Santa María, con fondos propios y de Juan de la Cosa , que ejerció de piloto en la travesía. Previsto zarpar en mayo, juntándose en la mar, Ojeda y Niño se enzarzaron antes de hora, viajando cada cual por su parte.

Indisciplinado el paleño, se abstuvo de tocar en Cádiz, yendo directamente a puerto Hierro, ubicado en una Gran Canaria, que estaba a barlovento de Paria. Hizo aguaje antes de navegar las 600 leguas, que según Oviedo separaban el puerto del Marañón, de la Mar Pequeña. En atardecer indeterminado, se encontró a 3 leguas de la Boca del Drago. No queriendo meterse de noche en la Boca la Sierpe, pues la “gran corriente” conocida por “Infierno” , podría estrellarlos contra la costa, aguardó al amanecer. A imitación de Colón, fondeó en Puerto Redondo, sin ver cruces ni señal, del paso del Almirante. Despreciando las perlas, por saberlas de calidad inferior, cargó madera de brasil, a lo que no tenía derecho, por ser género estancado para la corona, que podían cargar particulares.

Saliendo por el Drago costearon Frailes, "descubriendo” 40 leguas de la provincia de Paraguana, por otro nombre Cáliz o Calez, deteniéndose entre Cubagua y la isla Margarita, en el corazón de las Perlas. Rescatados 50 marcos, aljófar y 20 pipas de cañafístula, capturaron algunas "piezas" de indio, antes de marcharse. Pasaron por la provincia de Maracapana y tocaron en tierra del cacique Coyatare. Recorridas unas 130 leguas, Niño y Guerra emprendieron el regreso, cruzándose con Colón, que enfilaba a la Española. Ganando tiempo, salieron de la Mar Pequeña o Caribe por San Juan, subiendo por los Sargazos, para cruzar, sin escala, hasta el puerto gallego de Bayona. Arrestado Niño por el Gobernador de Galicia, según rumores por "diferencias" con Guerra, la causa parece haber sido acusación de haber “robado” las perlas, por haber descubierto lo que debía encontrar Colón, en nombre de la corona. El problema debió se oficial, pues Niño y Guerra hubieron de entregar perlas y aljófar al obispo Fonseca, rindiendo cuentas en Cádiz ante Juan de Faya, escribano real.

Hubo testigos del rebote de Colón, al enterarse en la nueva Española, de que las verdaderas Perlas fueron descubiertas por su antiguo piloto, Pedro Alonso. El enfado no desvirtúo el descubrimiento ni la persona de Niño. La destruyeron razones de mayor enjundia, de inspiración regia. El piloto mayor de Colón en 1492, que lo fue en 1493 y la excursión de 1494, quedó reducido a condición de simple marinero, dotándole no ciertos testigos del don de la ubicuidad, al hacerle viajar a Paria con Colón, para acusarle de haber copiado carta de marear, obra del Almirante con destino a los reyes, en la cual figuraban los vientos y corrientes Paria. Olvidando que el genovés no se acercó con Las Perlas, Rodrigo de Bastidas, descubridor y testigo tardío, contó que llegado a la Española , Niño embarcó de inmediato para correr a la corte, sacando licencia de "descubrir", regresan en 1499, para poner Las Perlas a su nombre. Pero el no haber encontrado huella del paso de Colón en Puerto Redondo y el encuentro con el "descubridor" en la mar, referido por Ledesma, siendo lógico que Niño estuviese de regreso, habiendo zarpado en mayo y Colón por Noviembre, son hechos que dan en tierra con el supuesto.

Alonso de Ojeda se preciaba de ser el primero que fue a "descubrir”, después de Colón. Decía que un indio con el que hizo amistad, le dijo yendo de Castilla a la Española de Monte Juan, bastaba desviarse hacia el sur , para dar con Las Perlas. Habiendo cometido la imprudencia de repetirlo en presencia de Colón, yendo a mudar Monte Juan aparentó errar el rumbo, para encontrarlas, equivocándose, pues confundió Paria con Cumana, lo que ofreció a Niño la oportunidad de apropiárselas. En verdad ambos estuvieron en Las Perlas, en 1494, absteniéndose de registrarlas, porque para "descubrir" , habían que zarpar de puerto de Castilla. Muerto Pedro Alonso antes de 1511, año en que Diego Colón inició su pleito, hubo testigos que se ensañaron con el piloto. Acusado con reiteración de haber plagiado a Colón, no faltó quien le vio en Sevilla con sus hermanos, al regreso de las Perlas, dos o tres años después, de ir con Colón en Paria. Pero los que participaron en el viaje, insisten en haber entrado en Puerto Redondo, antes que Colón. El longevo Pedro Medel, llamado repetidamente a declarar, afirmó y reafirmó que Niño no estuvo en Paria con Almirante, habiendo llegado a Las Perlas por sus propios conocimientos.

Diego Porras, en tiempos pagador en Melilla y su hermano Francisco, oficiales de la corona, estructuraron la mentira institucional. El primero confirmó que Niño, viajó un año después, de haber estado Colón en Paria. Francisco fue enviado a La Margarita y Cumana, para acopiar falsos testimonios in situ, con el fin de borrar el paso de Niño, consiguiendo pruebas testimoniales de que Colón pateó la isla en todas direcciones, antes de continuar a la Española. Ubicados los viajes de Niño, Ojeda, Lepe, Vicente Yánez Pinzón y Vélez a finales de siglo, el límite de 5 meses, consignado en real provisión de 22 de julio de 1497, dirigida a Colón, para sacar el grano de Andalucía, ubica la fecha límite en noviembre. Simultáneos los viajes de Niño y Ojeda, el encuentro del primero con Colón, los una en el tiempo. Habiendo navegado al mismo tiempo, Diego de Lepe y Vicente Yañez, Pedro Ramírez nos dice que estando en Puerto Redondo, se enteraron del reciente descubrimiento de Las Perlas por Niño, viendo las señales de Colón y encontrado a los indios ofuscados, por cautivos que llevaron castellanos, en tres visitas recientes, próximas en el tiempo.

Alonso de Ojeda con Niño, zarpó con Juan de la Cosa , dos semanas antes que Pedro Alonso. Disciplinados pasaron por Cádiz, perdiendo el tiempo que permitió adelantarse a Pedro Alonso. El único que menciona al piloto "Morigo Vespuche", como pasajero en su barco, es el propio Ojeda, presencia que debió ser cierta, pues en la primera de las cartas que se atribuyen al florentino, la excepción de cuya autenticidad dudan los eruditos, dice haber zarpado de Cádiz rumbo a Indias, en la carabela de Ojeda, a 10 de mayo de 1497, supuesto que no está en contradicción con las 3 naos, que según Vespucio, se hicieron a la mar en su compañía. Era costumbre que mercaderes y pescadores juntarse, para cruzar el Golfo de Yeguas en compañía, por ser la etapa más peligrosa de todos los viajes. Versión alternativa hace pasar a Ojeda por el Cabo de Aguer, donde se supone que estaba citado con un segundo navío, quizá el de Niño, que no estaba por comparece. El periplo hubiese sido contradictorio, de no haber estado el Cabo en la boca del Amazonas. Tampoco es contradictorio el paso por Lanzarote. Lo que no parece de recibo es el asalto por Ojeda, a los almacenes de Inés de Peraza. No era mujer que se dejase robar. Ni prudente en hombre de la mar, enemistarse con la señora de una islas, en la que estaba obligado a tocar con frecuencia.

Los que participaron en el viaje, repitan el periplo de Niño: primera escala la “isla" canaria de Hierro, continuaron a Puerto Redondo. Se abstuvieron de desembarcar, al ver las cruces plantadas por Colón, por estar prohibido a los “descubridores” pisar tierra, en la que hubiese tocado el Almirante, aunque les sorprendió enterarse, de que no cambó el nombre de Paria. Ojeda y La Cosa continuaron "descubriendo" Tierra Firme, sin omitir Las Perlas, pues tocaron en Margarita, Cumana y Maracapana. Pasada la costa del cacique Ayatrayte, avistaron los Frayles, consignándolos como "islas", y las dos conocidas por Gigantes. Vespucio habla de casas sobre pilotes, que dieron nombre al golfo de "Venecia", Venezuela por corrupción. No menciona el florentino Santa Cruz de la Mar Pequeña , pero Pedro de Soria, marinero veterano, que hizo el viaje, “descubriendo” Darién y Uraba, al preguntarle si las provincias de Paria, Darién, Uraba y Veragua, estaban en la misma costa, respondió que oyó hablar de las tres últimas, pero nunca estuvo, pudiendo afirmar, por tenerlo sobradamente navegado, que de Paria al puerto de Santa Cruz "todo" estaba en una "misma costa".

Continuaron Ojeda y La Cosa a Çeturma y el Cabo de la Vela. Descubiertas 200 leguas de Tierra Firme, quisieron hacer fuerte “detrás” del golfo de Uraba, con intención de instalar factoría. Elegido solar en Cartagena, al no tener vocación de albañil, Ojeda dejó a La Cosa construyendo, siguiendo hasta el Darién, donde le acosaron los nativos, haciendo embarrancar a la carabela en Yaquino. Obligados los castellanos a permanecer donde estaban, por falta de transporte, resistieron enjugando bajas, hasta terminar bergantín o "barquete", construido con restos de la carabela. Dejando atrás a los muertos, pero cargando oro y esclavos, herido La Cosa , se hicieron a la mar, entrando en La Española de Santo Domingo, por el puerto de Xaraba. Contratada embarcación, entraron en Sevilla tras 8 meses de ausencia. Incluido el descubrimiento en el padrón general, rendidas cuentas, se dijo que Ojeda pudo “descubrir”, por llevar carta y piloto de Colón. Años más tarde Bastidas y La Cosa se adjudicarían la porción de costa, que Ojeda navegó en solitario.

Para completar el "padrón", cuya réplica parece ser el mapa, atribuido a Juan de la Cosa , alcanzando límite, concedido por los Católicos a su "conquista", Juan de Fonseca dobló las licencias, para "descubrir" la costa de Levante, que nunca navegó Colón, cuando menos oficialmente: la armada institucional de Vicente Yañez Pinzón, formada por cuatro carabelas de embargo, con derecho a cargar madera de brasil y otros géneros prohibidos, libre de la carga del quinto; la privada de Diego de Lepe, que puso carabela propia y nao agregada. La financiaron mercaderes, algunos modestos, como Juan Rodríguez Mafra, que embarcó como marinero. Llevando "receptor de la corona", encargado de cobrar quinto y avería, no estaban autorizados a cortar brasil. Costumbre de navegantes intercambiar información, para no pisarse los descubrimientos, malas debían ser las relaciones de Yáñez con Lepe, pues armando los dos en Moguer, recorrieron la misma costa. Salvo de contentarse Diego con beneficiarse de las ventajas fiscales, que disfrutaba el “descubridor” .

Vicente Yánez y sus tripulantes, mantuvieron que Lepe se les adelantó, zarpando quince días antes. Bartolomé Roldán, piloto de Lepe y sus compañeros, acusaron a Pinzón de haber partido con mes y medio de ventaja. La historia saca a Pinzón de Sevilla, a finales de 1499, o principios de 1500, esgrimiendo licencia para “descubrir” extendida a su nombre, que se conserva en el Archivo de Protocolos de esta ciudad. Pero no deja lugar a confusión. Relación de inversores, entre los que figura Alonso de Vélez, financiero de la expedición que cerró el ciclo de 1497, la prohibición de cargar palo de brasil y de tocar en la costa de Portugal, la obligación de pagar el quinto, son incompatibles con una armada institucional.

En la versión oficial, Vicente Yañez hizo escala en Tenerife y las Islas de Cabo Verde, atravesando all “descubrimiento”, que inició en  "Santa María de la Consolación ", o Cabo San Roque, costa que no visitó Colón. Los que navegaron, dicen haber navegado, sin ver tierra de Moguer a las Islas de Cabo Verde o Antonio, propias del rey de Portugal.

Dieron carena e hicieron aguaje, saliendo a mar abierto, para poner rumbo al sudeste, corriendo de 400 a 500 leguas hasta dar en tierra a "la parte de Levante", en la bahía de Santa Cruz, provincia de Portugal, junto al río de Cabo Consolación, en Rostro Hermoso, más tarde llamado San Agustín. Sabiéndose en territorio ajeno, pero amparado por real orden, Vicente Yáñez tomó posesión, en nombre de los Católicos, plantando cruces y talando palo de brasil, en escala prolongada. Cargados los barcos, subieron en dirección noroeste,  porque así se “corría” aquella costa, reconociendo de 750 a 800 leguas. Unas cuarenta antes de llegar al Gran Río, se metieron en entrante, al que Pinzó llamó Boca de los Leones, porque arrastrados al fondo de la rada, a estuvieron a punto de embarrancar. Provincia de Paricura el Gran Río, comprobaron que el agua dulce penetraba de 30 o 40 leguas en la mar. Pasaron barra con 6 brazas de fondo, deteniéndose a 3 brazas. Pinzón bajó a tierra con dos bateles. Naturales “pintados” de negro le rodearon, dando muestras de amistad, con los que rescataron, lo que entre otros ratifica, Colmenero, que esta vez embarcó.

Hay quien contradice el testimonio, presentando a los aborígenes hostiles y tan violentos, que mataron siete u ocho españoles. Embarcado el resto precipitadamente, abandonaron el lugar. Cabe que la pelea estuviese relacionada con aparición de Diego de Lepe. Se dice que al verle entrar en el Río, Pinzón se hizo a la vela, sin cruzar gesto ni palabra, pero cabe que el encuentro, fuese menos correctos. Que remontasen el Amazonas hasta un río Negro, nombre que conserva río navegable, que comunica con el Orinoco, pudiera indicar navegación fluvial. Tras breve escala en "Punta del Este" , entraron en Puerto Redondo, entre Trinidad y Tierra Firme. Encontraron las cruces plantadas por Colón y soliviantados el ánimo de los naturales, ofendidos por las visitas precedentes. Informado Vicente Yañez de que Niño y Colón habían “matado a muchos” , habiendo descubierto el primero Las Perlas, fue invitado a salir del barco, por los que fueran sus amigos, en tono que nada tenía de amistoso. Absteniéndose de aceptar el reto, salió por la Boca del Drago, al asomar Diego de Lepe.

Adjudicados los "descubrimientos" al primero que los registraba, Vicente Yánez quiso cortar camino, subiendo a Santo Domingo por la Isabela de Xumento, y los "ojos de la Babueca ", atravesados por su hermano en sentido contrario, bajando de la Española insular de Santo Domingo, a la continental del istmo. Menos avezado que el difunto, perdió dos carabelas, entrando en Isabel la Nueva con un navío, pues la cuarta carabela, al mando de los hijos de Diego Martín Pinzón, se separó a la salida de la Boca del Drago. "Descubriendo" Mayo, La Sal o Boavista, subió por Guadalupe a San Juan e Isabela la Vieja. Al pasar por las Bahamas, registraron Mamana, Someto y Maguana. En Santo Domingo, Vicente Yañez se alojó en casa de Cristóbal de la Vega , uno de sus marineros, residente en la ciudad. Cierto día comentó, en presencia del piloto Juan Roldán, que la tierra por le que anduvieron era rica en oro, aunque no lo hubiesen visto, afirmación imposible, de no haberla visitado previamente.

Diego de Lepe, documentado como habitual de las "escalas de mercadores" del Xarife, nunca embarcó con Colón, siendo conocido en Palos, que no se hablaba con el genovés. Siguiendo la misma ruta de Vicente Yánez, hizo aguaje en Fogo, isla de Cabo Verde, bajando por mar abierto bajó al Río San Julián, en las inmediaciones del Cabo en que desembarcó Pinzón. Portador de licencia para descubrir, tomó posesión de la tierra, en nombre de los Católicos, a imitación de su predecesor. Subiendo la costa por "la vía del Blanco, en el uso de los indios” , se entretuvo tomando posesión de radas secundarias, sembrando odio al acopiar cautivos. En Navidad capturó "cierta gente", cargando 11 ánimas, en el río Marañón. “Afrentados” los aborígenes, se hizo a la vela siguiendo al Río Grande, donde encontró a Pinzón. El piloto Roldán declaró que los remontaron 70 leguas. No parece que Lepe continuase por el Río Negro.

Los testigos lo sacan a la mar, para seguir "la vuelta de Levante". En el río de Santa Catalina hizo escala, dejando las "marcas" de rigor, grabó cruces en los árboles más grandes. Llegados a la "isla" de Paria, entraron en Puerto Redondo, encontrando a Vicente Yánez, que levó anclas de inmediato. Lepe bajó a tierra, sin reparar en las "marcas" de Colón, que quienes participaron en el viaje, aseguraron no haber. Cargó madera de brasil, a más de algunos indios. Tomando “la vuelta de España”, por la isla de San Juan, hicieron escala en Lisboa, donde Lepe quedó o murió, pues no entró en Sevilla. A demanda del obispo Fonseca, Andrés de Morales, marinero, completó el croquis del descubrimiento, con ayuda de sus compañeros. Incluido en el "padrón" , la inscripción fue anulada, por haber precedido la de Vicente Yañez Pinzón. Entregados indios y brasil al prelado, los tripulantes se dispersaron.

El Luis Guerra financiero del descubrimiento de Niño, invirtió en el de Alonso Vélez, embarcando en Sevilla en su compañía. Fueron directamente al Cabo Cruz, más tarde San Agustín, iniciando su "descubri, en el punto en que Vicente Yánez y Lepe, comenzaron el suyo, pero en dirección contraria. Bajando al sur, penetraron en Brasil, completando la costa que figuraba en el padrón. Descubrimiento sin efectos como los anteriores, por pertenecer la costa a la conquista de Portugal. No estorbó la actividad descubridores, las cabalgadas en “África”. En la primavera de 1497, Juan Benito y otros vecinos de Cádiz, saltaron en las Islas de Cabo Verde, acopiando botín de corambre y orchilla. Delicada la situación, los Católicos mandaron atrapar a los osados, secuestrando sus bienes, siendo remitidos a Portugal con el botín, para ser juzgados por tribunal de Manuel I.

1497 octubre 18 Los reyes agradecen la conquista de Melilla

Antes de terminar el año, los reyes quisieron completar el tratado de Tordesillas, conquistando Melilla, cedida a la corona de Castilla por Juan II, con Cazaza. Fronterizos ambos lugares, sin más valor que el estratégico, útil al Católico, empeñado en la conquista de Nápoles y en sumar plazas al norte de África, Barrantes Maldonado sitúa la plaza, en la frontera del reino de Tremecén. Encargada la operación a Juan de Guzmán, se supone que la encomendó a Pedro Estopiñán, su contador, pero es más probable que la dirigiese Francisco Estopiñan, en la corte el 18 de octubre de 1497, dando la noticia a los reyes, según reza carta dirigida al Guzmán, felicitándole por el éxito.

Habiendo muerto el príncipe D. Juan, la sucesión de las coronas de Castilla y Aragón, recayó en la infanta Isabel, casada con Manuel I. Considerado cumplido el sueño de unir las dos coronas y por extensión las "conquistas", al estar la reina embarazada, los Católicos se ocuparon de los múrices de las tres Canarias mayores. Habiendo comprado el rey de Portugal la cosecha, para "rescatar" oro en su Mina, a 22 de enero de 1498, Antonio de Peñalosa fue nombrado "cogedor" de las "conchas de la púrpura", que haría llegar a Lisboa sin merma. La muerte de la princesa Isabel, a la que siguió el hijo, hizo recaer la sucesión en Juana, casada con Felipe de Habsburgo. Roto el proyecto unitario, las “conchas de Canarias” cambiaron de destino. A partir del 23 de agosto de 1498 Peñalosa las acopió para los Católicos, con pretensiones a la Mina de Oro, que las estacaron para su corona.

Empeñados los monarcas en disfrutar las riquezas de Indias en exclusiva, sin competencia de extranjeros ni vasallos, en provisión de 27 de febrero de 1498, recordaron al asistente y concejos del arzobispado de Sevilla, obispado de Cádiz, las Islas de Canarias y súbditos en general, los derechos de la corona a continente, conocido por África. El que rescatase con “alárabes y africanos”, sin pagardo y sacar las debidas licencias, de ser extranjero perdería mercancías y transporte, siendo castigado el castellano con secuestro de bienes, quedando su cabeza a merced de los monarcas. Escasos los viajeros castellanos, que pudieron cruzar la mar libremente, es excepción el vicario de Veas, Juan Ximón. Pasó a Berbería en la nao de García Muñoz, para rescatar castellanos, cautivos de los moros de Allende, “enemigos de nuestra santa fe católic . Extendida la voz de que todas las Indias, pertenecían a la corona de Castilla, los castellanos dieron en faenar en la mar de Berbería, sin pagar alformaje al Xarife. Juan Covaes, de San Vicente de la Barquera , regresando con carabela de 25 toneles, cargada de pescadas, fue arrestado y metido en Larache, puerto del reino de Fez. Estando en tierra con la tripulación, intentando solventar al problema, vecinos de Huelva, fondeados en el mismo río, aprovecharon la ausencia de los montañeses, para robarle el barco y carga.

Topónimos utilizados por los "descubridores" y en el mapa de Juan de la Cosa (comparativo)
Mapa de J. de la Cosa
Pinzón. Diego de Lepe
Colón
Tierra Firme
Pinzón en 1499 descubrió
Rostro Hermoso. R. San Julián. P. Sta. Cruz
Río do se falló una cruz
Navidad
Golfo Recifes
Río Negro
Plaia
Mar Negro
Costa Pareja
Plaia
Marañón
Río Arboledas
Costa de Arenas
Río Grande, Costa Anegada, Paricura,
Más alta la mar que la tierra
Mar Dulce, Cabo Blanco
Golfo San Miguel. El macareo
Río Negro
Costa Anegada. Punta Anegada, arrecifes
Punta de Córdoba
Boca de los Leones
Tres hermanos
Punta del Obispo. Mar de Agua Dulce
Punta del Este
Trinidad. Punta de la Galera
R. de la Posesión
Río de Sta. Catalina
Boca del Drago
Boca del Drago
Paria, Tierra Firme, Puerto Redondo
Tres br
Coyate
Margalida
Margarita
G. de las Perlas
Isabela de Jumento
I. Las Perlas, Cumana
Isla Sta. Ana
Babuecas
Cacique Ayarte, Freyles
m tajado desbeo, Monte Alto Gigantes
Gigante, Islas Gigantes
Y. de brasil
Veneçuela
Golfo de Venecia
Cabo Espera, almadraba
lago, aguada
Quiquibacoa
C. de la Vela
C. de la Vela
Isla de Sta. Eufemia
Sierras Nevadas
Mayo
Mayo
Conara
Dominica
Marigalante
Deseada
Sta. Mª de Guadalupe
Guadalupe
Boriquen
San Juan
Saona
La Española
Española Isabela
Española de Sto. Domingo. Isabela
Cuba
Juana
Caiman, Jucayo
Maiauna
Maguana
Caeli y Tortuga
Boanuco, Haiti
Samana
Samana
Guanahani
Someto
Someto
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