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1498 La reina cierra África,
que es de "su" conquista
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Habiendo ofrecido vasallaje a la Cátolica el "reino de Vutata", en el Cabo de Aguer, la reina apoderó, para tomarlo, a Lope Sánchez de Valenzuela, nombrado gobernador de Gran Canaria. Pasando por Villarraal, recogió a García de Burgos, escribano de las "cosas de Berbería" y a María de Almunycar, intérprete morisca, lavandera durante la obra de la torre, en Santa Cruz de la Mar Pequeña. Instalado en la fortaleza de Agaoz, que estaba en Tagaoz, el 15 de febrero de 1499 empezó a recibir a jeques y alformares, que acudieron a prestarlo. Prometía el gobernador, en nombre de la reina, defender a sus vasallos, frente a "todos los hombres del mundo". Y los vasallos juraban "por su ley", pagarle las parias que dieron a los reyes "antepasados". Autorizada la soberana a construir fortaleza, harían pozo en "la costa de la mar”, para su servicio. Entregados los castillos por alcaides, que los recibieron en nombre de la reina, el último acto de la prolongada ceremonia, tuvo lugar en el puerto de Yfini. Recibido Valenzuela por 300 caballeros e "incontables" ciudadanos, le "metieron" en mezquita, que era “muy antigua” . Intercambiados los juramentos de rigor, Mahoma, intérprete de los musulmanes, dictó resumen de lo hecho a Gonzalo de Burgos, que lo transcribió, siendo apoderados dos notables para ratificar el vasallaje, en la corte de Castilla. a 23 de marzo, cerrando los actos.
Enterado de lo que estaba sucediendo en las “islas" del Cabo de Aguer, Juan de Guzmán quiso ir a Melilla, reteniéndole la reina en Andalucía, temiendo que se alargase al Cabo. En carta de 5 de abril, Fernando dedicó al Guzmán regia filípica, compartida con su pariente, el duque de Arcos. Exportadores de grano a las partes de Allende, el primero obligado como señor, era conocido que además de sacar trigo por mar, consentían que lo hiciesen sus vasallos. Lo disimulo el rey, por admitir que se enfrentaba a usos ancestrales, declarándose "maravillado" de que unos grandes, con obligación de conocer y respetar las leyes, fuesen los primeros en violarlas, dando lamentable ejemplo. Tras hacerles comprender que el futuro de sus persona y casas, dependía del celo que pusiesen en impedir el tráfico, días más tarde la reina refrescó la memoria del Guzmán, recordándole que los castellanos, en general y sin exclusiones, tenían prohibido asomar a las costas de Allende, so pretexto de “rescatar” o de “otra manera”.
Al revelarse imposible conquistar y poblar una tierra clausurada, por falta de barcos, a los Católicos no les quedó más remedio que levantar la veda. El 12 de agosto se abrió la Berbería a los castellanos, quedando suprimidas las licencias. No queriendo confesar que rectificaban, los monarcas acusaron a Lugo de haberla cerrado por propia iniciativa. El cambio no alteró los planes de Juan Ximón. Acendido a vicario de Jerez, arrendada la "nao" de Diego Salenas, fue a las partes de "Allende", con carga de mercancías, a rescatar cautivos cristianos, pese al contratiempo que el de tropezar con competencia inesperada.
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1499 abril 5 Nadie pasaría Allende con tratos |
Llegada la hora de completar el "padrón", "descubriendo" muy legalmente Palma y el enclave portugués de San Miguel, seno de la Mar Pequeña , el 23 de abril de 1499, la reina se dirigió al tesorero de las Islas y Tierra Firme: "descubiertas y puestas bajo nuestro señorío en el Mar Océano, en la parte de las Indias", islas y tierras, las buena administración aconsejaba, poner orden en las cuentas. Descubiertas sendas demandas por deudas, contra Colón, contraídas con armadores, a los que contrató como Almirante de las "Islas de Indias", para transportar vituallas y pobladores a sus fundaciones, injustificadas pues los fletes se amortizaban con el palo de brasil, que cargaban de retorno, a más de las cosechas de oro, especien y esclavos, Frey Francisco de Bobadilla fue remetido a Indias, a título de juez pesquisidor, con orden de embarcar rumbo a Castilla, a todos los Colonas.
El nombramiento está documentado en sendas provisiones, del19 y 20 de septiembre de 1499. En la primera, Juan Bermúdez, propietario de la carabela Santa Cruz, reclama 84.544 maravedís a Colón. En la segunda los acreedores son Marina González, dueña de la Niña, acreedora en 96.000 maravedis y Pero Frances, maestre del navío, al que dejó a deber 62.000. Arrestados y embarcados el Almirante y su hermano Bartolomé, virrey en ejercicio, al no ser posible ocultar que viajaban en calidad de presos, se dijo oficialmente que la causa era el mal trato, dado a los indios, contrario a las "instrucciones" de la reina. El supuesto lo desmiento Colmenero, navegante y mercader de Palos. Testigo de los hechos, afirma que Colón pagó la inquina de los castellanos, residentes en indias, "agraviados” porque apenas les dejaba migajas del tesoro, que acopiaba, metiendo la mano en la real caja y cuantas tenía a si alcance, siendo general el sentimiento de que el destino del Almirante, era el que merecía y se labró, desviando hacia su bolsa buena parte del quinto, que tocaba a la corona, sabiendo a los reyes particularmente sensibles, en cuestión de maravedís. Precisa la historia oficial, puntualiza que Bobadilla viajó a Indias con dos carabelas, zarpando de la Española el 25 de agosto de 1500, con los Colones a bordo, arribando a Cádiz el 20 de noviembre.
En el mismo septiembre de 1499, en que se decidía la traída de Colón, los reyes manifestaron su favor a Fernández Lugo, autorizándole a vengar en Inés de Peraza, el chivatazo dio a los portugueses, que 1497 le sorprendieron iniciado la obra de una torre, en rada de Tierra Firme, que estaba en la “conquista” de Portugal. No hubo venganza, por estar Lugo casado con Beatriz de Bobadilla, la viuda de Fernán de Peraza, siendo tutor de los nietos de Inés, y señor en funciones, de La Gomera y Hierro. Poco después hubo de abandonar su residencia de San Cristóbal, capital de Tenerife, por haber sido llamado a la corte. Al no haber respetado los de Vutata, el vasallaje que dieron a Isabel, a primeros de año, a 2 de octubre de 1499, fue nombrado capitán de la Mar Pequeña y gobernador de Berbería, del Cabo de Ajer al Cabo de Bojador, para reducirlos a obediencia, abriendo el istmo a un “descubridor”, sin preparación para la guerra.
No habiendo territorio ocupado por las malas, que se pueda conservar por las buenas, Lugo haría tres fortalezas, para “asegurarla” : en Cabo Bojador y dos en el de Aguer, en Tagaoz y el puerto de Nul, donde estaban las musulmanas de Agaoz e Ifiny, o Casa de Agadir. Es probable que el encargo se redujese a conquistarlas y reformarlas, para que pudiese albergar, cada una, guarnición de 100 lanzas o caballos y 200 peones, fuerza sobrada para controlar población desarmada. Concedida la alcaidia al conquistador, con carácter hereditario, Lugo levantaría 50 lanzas y 300 peones para la conquista, quedando a su cargo buscar la financiación, como en el caso de la Palma y Tenerife, recuperando inversión y obteniendo beneficios, con cargo al botín y la "veintena" ,o quinta parte del quinto real, que produjese en territorio, conquistado "por su mano", porcentaje que doblaba la "diezma", concedida a Colón en sus descubrimientos.
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1499 Octubre. Lugo gobernador de Berbería |
Al ser limitada la confianza de Isabel en el gobernador, Antonio de Torres, parado al ser suprimidas las armadas de socorro, a las poblaciones de Colón, fue nombrado "veedor de la Berbería ", el 20 de junio de 1500. A su cargo supervisar los actos y cuentas de Lugo, la reina le proveyó de carta de presentación, dirigida a los "alguaciles, alfaquíes, viejos buenos hombres moros, nuestros vasallos”, que vivían entre los Cabos de Aguer y Bojador. Isabel comunicaba el nombramiento de los oficiales. Al haber sido designados "por su bien”, como "por su bien" les hacían la guerra, habrían de prestarles "entera fe”, pero se abstendrían de obedecer las órdenes de Lugo, de no refrendarlas la firma de Torres.
Conservada y publicadas la instrucciones de Isabel, que llevaron gobernados y veedor, su similitud con las que supuestamente dio a Colón, es evidente. Advirtiendo que los naturales aceptaron, voluntariamente, pagar a la corona las parias, que daban a los "reyes moros antepasados", se recaudaría con "suavidad", pues siendo bien tratados, "obedecerían" de mejor. A cargo de Torres los pactos, los negociaría "provechosos" para los monarcas, cuidando de no prometer lo que no pudiese cumplir. Los "moros", que no usaban la mentira, despreciaban al que no cumplía la palabra dada. Perdido el prestigio, los oficiales no tendría más autoridad, que la dimanante de la fuerza, enfrentándose inevitablemente a una resistencia inconveniente, fuese activa o pasiva.
Experto Lugo en el trato con los aborígenes, Torres le consultaría en cuanto tocase a relaciones, absteniéndose los clérigos de imponer el bautismo. Apegados los alárabes a su credo, leyes y costumbres, bastaría con que diesen vasallaje y lo respetasen, eludiendo imposiciones inútiles, susceptible de provocar alzamiento. El veedor no permitiría a Lugo hacer la guerra, sin pedir licencia a Castilla y aguardar la respuesta. A cargo de Torres los rescates en “las dichas partes de África", visitaría el término. Elegidos sitios convenientes para poner factoría, se informaría de los gustos de la clientela y los productos a rescatar. Apoderado el Gobernado para otorgar "seguro" al que diese vasallaje, garantizándole respeto a su personas y bienes, castigaría al rebelde con esclavitud perpetua, vendiéndolo en su provecho.
Estando reunidos los gobiernos y administraciones Mar Pequeña y la Berbería , Torres estudiaría si convenía separar la alcaidia de la torre de Santa Cruz, del gobierno de Gran Canaria, para darla a Lugo, o mantenerla como estaban. Cuidaría de que el gobernador no dilapidase, en la obra de las torres, eligiendo sitio conveniente. Proyectada la primera en la isla de San Miguel, y las dos restantes en Cabo de Aguer, territorios comprendidos en la “conquista” de Portugal, la reina, en el colmo del cinismo, cuidar de que las construcciones, no invadiesen suelo portugués.
Habiendo reanudado los canarios las cabalgadas, a la caza de esclavos, felicitándose de que el "pacto" del gobernador de Gran Canaria, con “los moros de Berbería”, hubiese fracasado, para hacer respetar el seguro, reservándose la exclusiva de comercializar rebeldes, Lugo puso hombres de armas en los puertos y radas, para expulsar a mercaderes y tratantes, usando la fuerza. El 8 de octubre de 1500, Alonso Fernández de Lugo estaba en San Bartolomé, puerto de la Mar Pequeña , sacando copia autorizada del nombramiento y poderes, que le dieron los reyes, ante Juan de Arines, escribano de la Berbería. Aparece como testigo Fernando Velásquez, criado de Antonio de Peñalosa, encargado de cosechar las conchas de la púrpura, en las Canarias mayores.
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1499 Deuda de Colón con Juan Bermúdez |
Es probable que la Católica no hubiese entregado a Lugo Islas del Cabo de Aguer, en Berbería, de no haber neutralizado a Juan de Guzmán, relaciones, secretas por incestuosas, con su prima Leonor. Nacido un hijo el Lepe, lo mandaron a criar en Manzanilla, manteniendo oculto su origen. Enterada la reina de la existencia de prueba de pecado, que la ley castigaba con pérdida de la mitad de los bienes del culpable, abrió causa en el Consejo, sin advertir al inculpado, justificando la toma de posesión de Butata. Recibida carta de Isabel, ordenándole no salir de Andalucía, so pretexto de que teniendo previsto viaje, quería tenerle a mano, para tratar de las “cosas de África”, algo debió sospechar el duque, pues en el curso de 1500, buscó activamente protección.
Al mismo tiempo que casaba a su hija Leonor con Jaymes, duque de Braganza, tan próximo al trono portugués, que Manuel I intervino en las capitulaciones, jurista de la casa, avezado en lides vaticanas, fue enviado a Roma con bolsa bien repleta, para comprar bula cumplida, lavase el incesto, legitimase al hijo y autorizase matrimonio, que el Guzmán, viudo de años atrás, nunca tuvo intención de contraer. La consiguió tan cumplida, que legalizaba la unión, sin necesidad de pasar por el altar. Examinada en Niebla por los clérigos y juristas, que el duque de Medina tenía en su compañía, le aconsejaron reforzar el texto por vía de hecho, contrayendo matrimonio en "faz de la iglesia". Lo hizo la misma noche, en las habitación de la fortaleza, que ocupaba Isabel de Guzmán, hermana de la novia, celebrando el cura local, con asistencia de los pariente y criados presentes.
Llamado poco después por la reina, se presentó con la prima, a título de esposa, suponiendo que el cambio de estado, le libraba de represalias. El 14 de junio Juan de Guzmán estaba en los Reales Alcázares, firmando las capitulaciones para el gobierno de Melilla, no tocando la reina el "crimen de incesto", por la inminencia de alteraciones en Granada.
Sustanciosos los impuestos de los mudéjares, o musulmanes vasallos de la corona de Castilla, conquistada Granada, los reyes se abstuvieron de forzar a la conversión. Perjudicada la Iglesia , pues no percibía diezmo de infieles, el cardenal Pedro de Menzoa aprovecho ausencia de los reyes, para conseguir conversiones. Haciendo correr que cierto musulmán había matado a cristiano, al que nadie echó en falta, amenazó a los del Albaicín y la Vega con persecución implacable, de no aceptar bautismo inmediato.
Salvo esta excepción, las mezquitas continuaron funcionando, hasta que en 1501, Alejandro VI expidió bula, concediendo los tres novenos de diezmo, a los reyes y los señores, a condición de que dotasen de iglesia a los pueblos, inversión reducida a reconvertir la mezquita.
Impuesto el bautismo por la fuerza, los de Sierra Bermeja esgrimieron los acuerdos de Granada, recordando que la ciudad se entregó, a cambio de promesa de respetar a sus creencias. No se molestó Fernando en replicar. Convocada hueste, entró a sangre y fuego por la Roda. Reducidos a lesclavitud, los pocos "moros" supervivientes, los de Villaluenga escarmentaron en cabeza ajena, pidiendo licencia para establecerse en las “partes de Allende”. Concedida por el Católico, el duque de Medina Sidonia, que mandó tropa pero no asistió, quiso ganar real favor, por la vía más abyecta, proponiendo barbaridad tan notoria, que los monarcas rechazaron le idea, por carta de 2 de mayo de 1501: no se haría daño a los moros de Villaluenga, “después” que hubiesen desembarcado “en Allende”, porque un rey no debía faltar a su palabra. Tanto la licencia para poblar o residir, como la posibilidad de aplicar represalias en Allende, presta a los Católicos autoridad, que no tuvieron ni pretendieron tener en un norte de África, en el que tenían por única posesión, la plaza de Melilla.·
Liquidada sublevación residual, Juan de Guzmán dejo de ser necesario. Reabierta la causa en el Consejo, analizada la bula, determino que al haber sido cometido el pecado, antes de obtener la dispensa, el duque debía ser condenado por "reprobado ayuntamiento", a perdida de la mitad de sus bienes, en beneficio del real fisco. Teniendo en su poder las Islas del Cabo de Aguer, la reina sumó Gibraltar, plaza carismática para las gentes de Allende, por haber pertenecido al primer Benimerín de Marruecos. Decretada la anexión el 22 de diciembre de 1501, al no entregarla el Guzmán, el alcaide de Jerez tomó posesión de casería y fortaleza, por asalto, a principios de 1502.
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1505 Mateo Viña, tratante, regidor de Tenerife, socio de Juan de Guzmán |
Ganada la batalla de Saca por Alonso de Lugo, documentada porque habiendo muerto Pedro de Manynydra, sus herederos fueron recompensados con tierras en Tenerife en 1503, terminada la guerra,. Quedó abierta la “isla” de San Miguel o Río de Oro ,a Castilla. No pudiendo Lugo pasar al Cabo de Aguer, para continuar la conquista, porque al estar cerrada la Berbería faltaban los barcos, a 23 de mayo de 1501, esta vez confesando su responsabilidad y confesando el error, los reyes abrieron el acceso sin restricciones. Como estaba previsto, pescadores y mercaderes, suponiendo que podrían faenar o negociar, regresando sin trabas, se hicieron a la mar. En ruta navíos suficientes para hacer la campaña, a 12 de junio los Católicos firmaron provisión, que les siguió. Cuantos navíos estuviesen en la Mar Pequeña , aguas de Gran Canaria, Tenerife o Palma, se pondrían en el puerto señalado por Alonso de Lugo, "capitán de la tierra de la Mar Pequeña " y el veedor de la Berbería , Antonio de Torres, sirviendo a la corona hasta que las torres que se habían de construir en el Cabo de Aguer, estuviesen terminadas y en orden. Relevado Peñalosa de la cogida de las "conchas de Canarias", le reemplazó Antonio de Torres, responsable de los “rescates” en la Mar Pequeña y Berbería. Inventariadas ante Juan de Arines, escribano de Berbería, serían adscritas a la real hacienda.
Previsto que a la conquista y limpieza de la isla portuguesa de San Miguel, futura gobernación de Castilla del Oro, siguiese "descubrimiento", que diese visos de legalidad, al cambio de propietario, al ser inconveniente que recibiese a Colón, comité de andaluces y vascos, a 30 de junio de 1501, los Católicos recordaron los tratados, firmados con Portugal, haciendo pregonar la clausura de las aguas del cabo de Bojador, al sur de Río de Oro, despejando el paraje que habían de recorrer las carabelas. Mediado julio, el corregidor de Jerez secuestró grano y barcos, para la guerra en las Islas, Tierra Firme del Mar Océano, Canaria y Berbería, con destino a Lugo, Colón y otros capitanes, que hacía realidad la cruzada de Allén Mar en África., soñada por Alfonso X. No siendo oportuno que Europa relacionase las acciones militares, con el “descubrimiento”, se cortó la comunicación entre Berbería y las Canarias. Calificando de novedad la costumbre ancestral de pasar “moros" a las “islas”, el gobernador de Gran Canaria no permitiría que desembarcase, en su gobernación, persona procedente "de África, de la parte de la Berbería ", siendo condenando el que tal osase, a esclavitud perpetua.
Aislados los frentes, a finales de julio Rodrigo Narváez, cuñado del difunto Alonso Fajardo, reciclado como maestre de artillería, entregó a criado de Alonso de Lugo, en el puerto discreto de Málaga, cañones, arcabuces y munición, para las fortalezas sitas a la “parte del Cabo del Agua, que estaba en África" . En memorial de Beatriz de Bobadilla, dirigido a los reyes, se dice que habiendo desembarcado Lugo en el Cabo de Aguer, en Berbería, factor del rey de Portugal, levantó a los moros contra el castellano. No estando debidamente pertrechado,, Lugo regresó a Gran Canaria. Dotado de herramienta de guerra adecuada, desembarcó en el Cabo, fortificándose en la Casa de Agadir. Según la historia oficial, Cabral "descubrió", por entonces, la provincia de Santa Cruz, en el Amazonas. .
Cartas de los moros de Mesa, dirigidas a Manuel I, relatan lo sucedido. Fracasado el intentó comprar voluntades, al mantenerse los del Cabo fieles a Manuel I, Lugo empleó la fuerza. En la refriega murieron 25 jeques destacados e incontables ciudadanos de a pie, quedando las bajas castellanas sin consigna, con excepción de dos parientes del gobernador, cuyos parientes fueron recompensados. Embarcó Lugo derrotado a medias, pues llevó carga de cautivos, ofreciendo la Bobadilla versión original: no hubo derrota si no retirada, provocada por "envidiosos", que arrancaron a los Católicos orden de que abandonase Cabo de Aguer, con el fin de privar a su esposo de una tercera conquista, que no estaban dispuestos a consentir.
Al estar el reino de Mesa lejos del nuevo "descubrimiento" colombino, siendo la rutas de la mar diferentes, los reyes lo abrieron al tráfico, en septiembre de 1501. Acusando a Lugo de haberlo cerrado de su propia autoridad, le hicieron culpable de las muertes, heridas y despojos, de barcos, bestias y mercancías, que padecieron los canarios, sorprendidos por soldado en la costa. Desautorizado el gobernador, los Católicos dieron "seguro" a cuantos quisiesen "saltar" en Cabo de Aguer y Mesa, para capturar y robar a los vasallos del Xarife, mutando a pescadores y mercaderes en “conquistadores”, hasta conseguir que los moros, hartos de padecer atropellos, los moros, comprendiesen que ponerse bajo la protección de rey de Portugal, era mal negocio.
En puertas el último descubrimiento, que habría de reemplazar, definitivamente, el truque por el despojo, las "conchas" de la púrpura perdieron interés. Para continuar acopiándolas, justificando el cargo, Antonio de Torres se asoció con el genovés Mateo Viña, regidor de Tenerife, criador de caña, tratante de esclavos y socio de Juan de Guzmán, partiendo la cosecha por mitad, descontados los gastos, por comprar el rey de Portugal, para rescatar en su "Mina de Oro". El 22 de noviembre de 1501, Sánchez de Valenzuela entregó la fortaleza de Santa Cruz de la Mar Pequeña , provincia de África, al veedor Antonio de Torres. Nombrado poco después alcaide y gobernador de Gran Canaria, abandonó las conchas. Ausente Gonzalo de Burgos en Tagaoz, probablemente con Alonso de Lugo, Juan de Arines ocupó la escribanía de Gran Canaria. .
Por entonces salieron de Cuba Rodrigo de Bastidas y Alonso de Ojeda, en viaje de "descubrimiento" sin derecho a descubrir, por no haber zarpado de puerto de Castilla. Bajando al Río Marañón, que el relato ubica en la provincia de Paria, subieron en dirección Poniente, la costa del reino de Meça a la izquierda, a imitación de Pinzón y Lepe. Rescataron de rada en rada, con tal desenfado, que las protestas de los estafados, obligaron a restitución. Fernández de Oviedo recoge el periplo, utilizando diferentes topónimos: costeada la Canaria , siguieron por las provincias de Cinta y Tierra Firme, cambiando de rumbo ocho leguas antes de llegar a Santa Marta, para subir a La Habana , por donde los hicieron las flotas. Bastidas marchó de inmediato a Castilla, en busca de licencia para "descubrir" seriamente . Otorgada por Juan de Fonseca, se asoción con Juan de la Cosa , financiando las dos carabelas Nicolás Pérez. En los textos oficiales aparece que lo hizo sociedad, formada por 20 armadores, figurando en el pasaje Vasco Núñez de Balboa, supuesto descubridor del Pacífico. Zarpando de Sevilla en febrero de 1501, tocaron en Canarias, Cabo Verde y la Isla Verde , que pudo ser la Guayana. Pasando por Tierra Firme, Cartagena, el delta del Magdalena y el golfo de Uraba, llegaron a Retrete.
Los que hicieron la travesía, dicen haber navegado de España a Santo Domingo sin ver tierra. Rebasada Jamaica, tocaron en la provincia de Quiquibacoa, siguiendo Tierra Firme, para empezar a “descubrir” en el Cabo de la Vela , donde terminó el “descubrimiento” de La Cosa y Ojeda. Tomada posesión del Golfo de Uraba, continuaron a las minas de Acla, a la parte de Costa Rica, rebasan los 9'5º que les fueron concedidos. A los 13'5º, frente a Retrete, descubrieron las velas de Colón. Temiendo que les birlase el hallazgo, regresaron a todo trapo, adjudicándose de camino "Cueva", "donde estaba el Puerto de Misas", isla debidamente registrada por Colón, con el nombre de Juana, cuya particularidad en la primera mitad del siglo XVI, era contar con un 64% estimado, de población blanca.
En Santo Domingo encontraron a Vicente Yáñez Pinzón. Andaba "descubriendo" con carabela financiada por compañía de armadores y licencia de Fonseca. Los que confunden este viaje con el anterior, ignoran que de haber navegado por cuenta de la corona, no llevaría escribano, encargado de recaudar el quinto, ni constaría en la licencia prohibición de cargar palo de brasil. Vio Pinzón el croquis del descubrimiento y el oro, que traían Bastidas y La Cosa. Llegado a Cádiz por septiembre de 1502, tras 23 meses en la mar, con 140 marcos de oro, rindieron cuentas a Francisco Pinelo y el doctor Matienzo, oficiales de la corona, llamador a ser funcionarios - fundadores, de la Casa de Contratación. Cotejado el croquis del viaje con el padrón, les fue adjudicada la tierra Uraba, sin atender a las protestas de Ojeda, que en 1497 recorrió la misma costa en solitario. Algunos contaron que vieron a Bastidas y La Cosa en Alcalá de Henares, partiendo el botín en presencia de los reyes y Juan de Fonseca. Bartolomé Roldán, piloto en el viaje , "que usa navegar por la mar de estas partes" , supuso que descubrieron el Golfo de Uraba, porque no oyó "que lo hubiese descubierto otro” .
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En 1507 Hernando Caballero y Rodrigo Bastidas, estaban en Indias con mercancías de J. de Guzmán |
A 12 de enero de 1503, estando Alonso de Lugo de regreso en su casa de San Cristóbal, capital de Tenerife, ejerciendo como gobernador de la isla y de San Miguel de la Palma , los reyes le honraron con título de Adelantado de las Islas de Canaria, por haber cautivado y sometido a los “infieles”, ocupando dos islas. El nombramiento hace alusión a servicios, prestados en la guerra de Berbería, pero omite los cargos de gobernador y capitán de la Mar Pequeña.
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